Cada vez hay más personas que eligen tener una dieta basada en plantas.
Las razones son diversas: están quienes lo hacen en consecuencia de ser veganas y el consecuente respeto a los animales no humanos, y quienes lo hacen por los beneficios que estos tipos de dietas pueden tener en la salud humana y en el planeta.
Las dietas con productos e ingredientes de origen animal son las que tienen la mayor huella hídrica y mayor emisión de gases de efecto invernadero.
Estamos en crisis climática y alimentaria y las principales organizaciones, como la FAO (Food and Agriculture Organization) y el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) indican que debemos cambiar la manera de producir y consumir alimentos para no seguir dañando el planeta y además lograr que toda la población pueda acceder a una alimentación sana.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, una dieta a base de plantas reduce un 73% la huella de carbono.
En 2019 todxs nos enteramos de los incendios que hubo en la Amazonía junto a la gran deforestación. La principal causa de la deforestación es el cambio de uso de suelo a agricultura para la ganadería y para la ganadería en sí misma.
Los últimos estudios indican que la selva amazónica dejó de ser “el pulmón del planeta” y ahora emite más CO2 del que absorbe.